En un viaje realizado a lo interno de nuestro país la República Dominicana, quedamos de reunirnos con nuestro guía Rodolfo Mena, quien nos recibiría en la parada principal de Las Terrenas para llevarnos a casa de nuestro amigo donde fuéramos a visitar. Nunca habíamos hablado con Rodolfo Mena de forma presencial, ni lo habíamos visto, pero ya nos parecía familiar dada la descripción que nos había dado para que lo identificáramos al llegar a la parada.
Rodolfo nos dijo que su color de piel era moreno, tamaño más o menos de 5 pies de altura, que llevaba puesta una camisa roja y una Bermuda hawaiana de color azul, además usaba un sombrero de paja hecho en cana, sin lugar a duda todas estas descripciones hicieron posible que, al llegar, nos bajáramos del vehículo y acudiéramos derecho hacia donde estaba Rodolfo, saludándole como que ya era nuestro conocido, sin temor a equivocarnos de persona, todo lo sucedido aquí es pura comunicación visual.
Así sucede en el mundo empresarial cuando hablamos de comunicación visual, la descripción de Rodolfo, que incluyen color, ropa, estatura lo hacen uniforme para quien le percibe o lo percibirá en un momento dado, facilitando así su identificación y por consecuencia su apariencia. Un uniforme es extensión visual de la empresa por que en dicho uniforme se conjuga color, formas y elementos distintivos que hacen relevante la notoriedad de una marca o empresa, pero eso ya se sabe, lo que quizás ignoramos es el poder que esto transfiere a la marca o empresa.
Cuando una compañía de taxi se presenta en el aeropuerto con su conductor uniformado, no solo compite en calidad y servicio como lo hacen los demás, esta compite en notoriedad de marca, en posicionamiento mediático y fijación mental, si a esto se le suma un servicio aceptable, entonces la marca o empresa se acerca al nivel más óptimo, el nivel de recordación que los usuarios puedan tener de una marca o empresa siempre será un factor importante dentro de la comunicación que emite dicha empresa, y sin lugar a dudas el uniforme juega un papel determinante en este proceso.
El uniforme es más que una pieza de formalidad representativa, es más que una forma de identificar, es la forma publicitaria amigable que interactúa de forma natural, por ello debe ser bien confeccionado, actualizado, personalizado de ser posible, para que cada usuario se sienta cómodo y digno al llevarlo, un uniforme bien estructurado, equilibrado en colores y formas, en armonía con la marca se convierte en la extensión visual publicitaria más significativa de una empresa.
El poder de los uniformes podemos verlo a través de la historia, en sus inicios, usado en las religiones para identificar sus miembros activos, más tarde en los ejércitos, incluyendo el imperio romano y otras civilizaciones hasta el transcurrir del tiempo y llegar a las empresas o instituciones.
En la actualidad las empresas con visión de futuro y con claridad en el lenguaje de los negocios y los servicios, saben la importancia que tiene la identidad visual para lograr sus objetivos, el uso de los uniformes es un esfuerzo publicitario en el desarrollo de la imagen corporativa, se ha convertido en algo necesario para toda empresa de crecimiento.
Los uniformes comunican la seriedad y presencia de las organizaciones, generan seguridad y confianza a sus clientes, el trabajador uniformado es sinónimo de publicidad para la empresa y a la vez facilita el funcionamiento interno, si es original y personalizado mayores son los beneficios, ya que el empleado se sentirá bien de llevarlo puesto.